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lunes, 12 de marzo de 2012

Entrevista con Manuel Soriano, autor del primer libro de autoayuda en España para gays y lesbianas adolescentes


«Muchos profesores, incluso los directores de los centros, miran para otro lado cuando tienen ante ellos casos de acoso escolar a niños gays o a niñas lesbianas. Prefieren no resolver y desentenderse del dolor y las dificultades por las que seguramente estará pasando la víctima». Quien así se expresa es el psicólogo y escritor Manuel Soriano, autor del primer libro de autoayuda que se publica en España para adolescentes homosexuales, titulado ‘La juventud homosexual’. El Defensor del pueblo vasco, el Ararteko Iñigo Lamarca, apadrinó el viernes pasado la presentación de la obra en la librería Berkana de Madrid. Esta es la entrevista con Manuel Soriano en que se basó la información adelantada por la edición en papel de EL CORREO.
– ¿Por qué un libro de autoayuda para adolescentes homosexuales?
– Porque es un colectivo, dentro del grupo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB), el que está en esa horquilla de 12 a 22 años, que tiene muy pocos libros de autoayuda. Necesitan mecanismos de defensa y referentes ante el alto nivel de homofobia y acoso escolar que deben afrotnar.
– Siento hacer de abogado del diablo, pero van a acusarle de «incitar a la homosexualidad».
– Yo no incito a nadie para que tome una orientación sexual determinada. La sexualidad es universal y cada ser humano la canaliza como mejor le complace. No comparto esa idea de que hay una serie de compartimentos, unos para heterosexuales y otros para homosexuales. Hay personas que con 40 ó 50 años deciden cambiar de orientación sexual. No incito a nada.
–¿La falta de felicidad en los homosexuales se debe a la existencia de lo que usted llama “un sector recalcitrantemente homófobo que no cesa de mutilarnos el derecho a ser felices”?
– Alcanzar la felicidad es mucho más difícil para el colectivo LGTB que para la mayoría heterosexual. La sociedad está hecha para los heterosexuales. Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales tenemos que ir en contra de las normas convencionales. Lógicamente, el acoso que sufre en su colegio una niña lesbiana no contribuye a su felicidad.
– Dice usted que todas estas personas causan un dolor sádico en el colectivo. ¿Por qué?
– El acoso escolar o en el barrio afecta a la autoestima de la víctima. Dentro del colectivo LGTB hay un 57% de jóvenes y adolescentes que han sufrido algún tipo de violencia en las aulas. Es muy significativo que un 18% de los escolares mantiene una actitud negativa hacia gays y lesbianas. Es alarmante que el nivel de suicidios sea superior en la población homosexual. Todos estos datos, alarmantes, los he obtenido de diferentes estudios realizados por asociaciones especializadas como Cogam, Gehitu.

“Ser homosexual no es una carga”
– Además de los datos que cita, leo en su libro que un 22% de los adolescentes gays y lesbianas soportan la homofobia de su propia familia. ¿Es una carga ser homosexual?
– No es una carga, sino un orgullo. Como lo es ser heterosexual, pero como la sociedad está hecha para ellos, no se puede hablar de orgullo heterosexual. El caldo de cultivo social es, a veces, doloroso para el colectivo homosexual.
– ¿Hasta qué punto doloroso? ¿Puede ser más conciso?
– Muchas veces, en colegios e institutos, cuando se producen casos de homofobia, tanto los tutores como el director se niegan a dar la cara. Miran para otro lado porque no quieren resolverlo. Esa situación lleva a las víctimas a tener malos resultados escolares y a verse obligadas a abandonar el centro cuanto antes para zafarse de la saña con la que le están tratando.
¿Cómo se manifiesta la homofobia por parte de la familia?
– Hay un porcentaje de familias a las que les cuesta aceptar una realidad que es absolutamente normal. Por condicionamientos morales, religiosos, por el temor que les produce que sus hijos sean rechazados. Un 22% lo sufren.
– ¿Por que se dan más suicidios entre los homosexuales?– Cuando el acoso es muy fuerte y la persona vive en soledad con unos mecanismos de defensa incipientes y una autoestima muy baja, como ocurre con los adolescents, la manera equivocada de liberarse es el suicidio. Muchos de los suicidios en adolescentes están ligados a temas sexuales que se ocultan. Hay muchas incógnitas porque casi nunca se analizan las causas del suicidio.
– El suyo es, en parte, un manual para salir del armario. ¿Es necesario hacerlo?– Yo distingo entre dos salidas del armario. Una íntima y existencial, cuando uno se acepta y se reconoce tal como es, gay, lesbiana, bisexual. Eso le lleva a descargar un montón de tensión emocional. Yhay otra salida a nivel social, que puede ser en el ámbito familiar, de amigos, general. Hay que ser cautos y saber hasta dónde se puede llegar, porque no es lo mismo la gran ciudad que una pequeña aldea.
– ¿No lo es?– Noooo… en los pueblos pequeños, el nivel de homofobia, por falta de educación, conocimiento, lo que sea, es mayor.

La amenaza del sida
– La sexualidad forma parte de la vida privada de cada uno. ¿Por qué hay que ser militante con la homosexualidad?– Hay que serlo porque es la manera de ayudar a la normalización afectiva y sexual del colectivo LGTB. Si uno está escondido y no aboga por sus derechos y libertades individuales, el colectivo se perjudica. Es bueno que la gente reivindique sus derechos ciudadanos. Un homosexual no es un ciudadano de segunda y su afectividad no hace daño a nadie.
– Dedica usted un capítulo al sida y las infecciones de transmisión sexual. ¿Por qué han dejado los gays de protegerse frente a ellas?– El sida, afortunadamente ya no equivale a muerte. Uno puede ser seropositivo y, si se cuida, vivir con el virus con calidad de vida. Pero no se trata de una infección inocua. Las campañas de prevención ya no resultan lo eficaces que fueron y entre los gats se ha extendido la idea, completamente errónea, de que no pasa nada, que tener el VIH es como tener una diabetes. Y sí pasa. Pasa mucho. Necesitamos que la gente madure y tome conciencia de que debe cuidar su salud.
– ¿Qué espera del Gobierno del PP?– Espero sentido común. Quiero pensar en positivo. A fin de cuentas, el PP es un partido democrático y en su militancia también hay personas LGTB. Con eso me conformo.
– ¿Qué valor da a la nueva ponencia política del PP, que se compromete a acatar lo que diga el Constitucional sobre las uniones homosexuales?– Muchas veces el discurso político va por un lado y las realidades por otro. Veremos qué dice el Tribunal Constitucional. De todas formas, cambiar la ley dejaría en un vacío legal enorme a todas las gentes que se han casado, han adoptado hijos o los han tenido por inseminación. Lo veremos: el ministro Gallardón fue el primero en casar a una pareja de homosexuales en España, siendo alcalde de Madrid.
– Programas como ‘Aída’, con personas tan homófobos como Mauricio Colmenero, ¿ayudan o entorpecen a la normalización?– Ayudan más que entorpecen. Generan rechazo entre la población, que muy lógicamente acaba concluyendo ‘¡Qué comportamiento menos coherente!’

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