Madonna hace amigos donde va, y en San Petesburgo hizo más que en ningún otro. La Reina del Pop pasó por la ciudad rusa en plena polémica sobre la nueva ley que prohíbe cualquier tipo de manifestación homosexual, desde fiestas hasta repartir flyers informativos. Es por eso que la lió parda y montó un curioso flashmob en el concierto en el que regaló pulseras rosas y les pidió que levantaran las manos en apoyo a las causas LGBT que el gobierno de Putin quiere hundir.
Eso, evidentemente, le ha costado sus represalias, y los grupos y activistas homófobos quieren publicidad, así que nada mejor que denunciar a la Reina del Pop por la friolera de 10 millones de dólares (o, lo que es lo mismo, 333 millones de rublos rusos). La acusan de saltarse la ley a la torera, de incitar la homosexualidad (como si Madonna tuviera tanto poder para cambiar orientaciones sexuales) y, para redondear, de blasfemia, por lo de siempre: cruces, religión, armas y polémica. Como si no la conociérais, caris.
Recordemos que esta ley sólo existe en San Petesburgo, es decir, que en Moscú puedes ser un poco más homosexual que en San Petesburgo. Nos alegra que Madonna remueva conciencias y esperamos que estos grupitos aburridos que solo saben que crear odio mueran por sí mismos, se cansen de tanta tontería y se vuelvan a sus casas a odiarse a sí mismos porque nadie les aguanta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario