EL OSCAR WILDE CONTEMPORÁNEO, A TOPE
Stephen Fry, actorazo, escritorazo, comicazo e icono gay donde los haya, ha decidido volver a desplazarse a Rusia para luchar por los derechos de la comunidad gay.
La homosexualidad era delito en Rusia hasta 1993. Durante la Unión Soviética, incluso podías acabar en la cárcel si (válgame Dios) se te ocurría mantener relaciones con personas de tu mismo sexo. Aunque desde entonces, ya se ha despenalizado, hoy la comunidad gay rusa aún vive en condiciones marginales y ligada a ambientes estrictamente underground.
Gay confeso y con millones de seguidores en twitter, Stephen Fry estaba visitando Rusia con motivo de la grabación de un documental sobre las inquietudes de los gays alrededor del mundo cuando se encontró con un inesperado y casi violento rechazo de las autoridades, dispuestas a censurar cualquier tipo de lo que consideren como 'propaganda gay'.
Vitaly Milonov, máximo legislador de San Petersburgo ha llegado a imponer leyes para evitar esta 'propaganda gay', ya que, en su opinión 'daña la salud, moral y desarrollo espiritual de los niños rusos'. Llegando a presumir de su condición de político anti-gay.
Artista y abogado se han enzarzado en un acalorado debate por los derechos de los rusos gays a vivir su vida de la más natural de las formas. Debate al que se han unido prestigiosas y veteranas voces de la lucha por los derechos humanos, que consideran la postura de rusia como algo 'salido del medievo'.
Stephen Fry es lo más.
cromosomax
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